El hábito de las malas maneras,
del afán por cuidar y la torpeza de estropear,
preguntas de sobra para respuestas triviales.
No sé, lo dicho no se olvida
y las preguntas mal formuladas
se tornan dispendiosas.
El silencio es una opción,
pero es inútil frente a la duda.
Callar, hasta estallar, hasta dañar
o hasta dejar.
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